La montaña concreta toma la pared del hueco central del edificio y la transforma en la vía de escalada artificial más alta de la Argentina. A lo largo de sus 43 metros de altura, la obra presenta una serie de formas poliédricas de colores vibrantes, que citan distintas pinturas de las vanguardias rioplatenses del siglo XX.
Centrado en los movimientos constructivistas de la década del cuarenta, Bercic toma como referencia pinturas de artistas como Raúl Lozza, Lidy Prati y Gyula Kosice, y convierte sus composiciones, originalmente planas, en tridimensionales, con lo que crea la posibilidad real de escalarlas. Cada obra concreta evocada en este muro funciona como peldaño que nos lleva hacia el cielo abierto, y de ese modo propone transitar así una manera diferente de acercarse a las vanguardias.